¡Cuánto me gusta el mar!
cuando las
olas serenas
lamen y
lamen la orilla,
cuando las
algas se enredan
en mis pies
cuando caminan.
Escritas quedan mis huellas
con fino
trazo en la arena.
Terca, las
borra el agua
y, de nuevo, empieza el ejercicio.
Yo las
marco, ella las borra
como antes
ya lo hizo.
Cuando miro la mar
¡cuantos
recuerdos me evoca!
Los días de
mi niñez,
sintiendo el
agua en mis pies
y buscando
entre las rocas.
Se mecen las aguas
ya
tranquilas.
El furor de
la tormenta
dejó la
playa repleta
de conchas y
algas marinas.
Recuerdo los juegos de niño.
Soberbios
castillos de arena
con fosos de
agua tal vez,
con puentes
soberbios y almenas.
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