lunes, 30 de septiembre de 2019

MI ALMA


   



                Mi alma es como el mar

y la azotan tempestades.

Escudos de espuma blanca

se rompen con mis pesares.

Las olas, embates que da la vida,

en mil pedazos se quiebran

al arribar a su orilla.



                Mi alma es como la mar,

a veces serena y tranquila,

surcada de suaves olas

que besan la playa dormida.

Mi alma es siempre un torrente

de pasiones reprimidas

que, a veces, despierta y arrasa

mostrando su furia temida.



                Mi alma es como un lago

de suaves riberas y orillas,

donde me dirijo a los cielos

para contarle mis cuitas.

Mi alma no sé como es.

Me desconcierta, es esquiva.

Tan pronto se muestra en duelo

como se torna aviesa y altiva.



                Mi alma es una pradera

de bellas flores poblada.

A veces, agudas zarzas

arañan con sus espinas

a aquéllos a quien más ama.



                Mi alma estaba dormida.

Despertó, cuando tu alma

susurró quedo a la mía

todo el amor que sentía.

sábado, 28 de septiembre de 2019

EL AIRE DE LA NOCHE


EL AIRE DE LA NOCHE





                Aspiro el aire de la noche

y bendigo la calma,

la paz, el sosiego

que invaden mi alma.



                Observo el rosal,

el brocal del pozo

desde el porche.

Dentro, tú me aguardas

esperando mis besos,

ofreciéndome tu abrazo

sin ningún reproche.



                Aspiro el aire de la noche

que, hoy, está cerrada.

Sin luna ni estrellas,

por nubes sellada.



                Observo la luz.

tenues mariposas

sus alas agitan.

Sus presas aguardan

leves lagartijas

que, esperando pacientes,

acosan y  asaltan.



                Aspiro el aire de la noche.

Vacía, callada,

hasta que me despiertan voces

en la madrugada.



                Cuando despierto y te miro,

cuando te veo a mi lado

tranquilo respiro

sintiéndome amado

y, esperando el alba,

tus besos espero

para empezar la mañana.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

EL ESPLENDOR DE LA VIDA


                Gozamos del esplendor de la vida

mientras pudimos.

Nuestros cuerpos se engarzaban

como joyas tan valiosas

que el amor fue perfecto,

porque fue por el amor

que reímos y gozamos.



                Nunca mermó el amor,

porque atizamos su fuego

con  besos y caricias

que nos hicieron desearnos

como adolescentes

y respetarnos

como sólo los sabios y ancianos

saben hacerlo.



                Así, cuando llegaron los días oscuros

brilló siempre la ternura,

la compasión que del amor brota.

El dolor no pudo empañar

la felicidad alcanzada

porque el amor es el bálsamo

capaz de sanar las heridas

-aún las más profundas-

y llegar más allá de la muerte.

domingo, 22 de septiembre de 2019

LA CARTA






                Leí tu carta

cuando nada esperaba

y sentí vibrar mi corazón

con la pasión del primer beso,

pensando que tú me amabas.



                Luego, cuando tus ojos

se posaron en los míos,

chocamos nuestras copas

para brindar…

no sé por qué…

y me vinieron a la mente

tus palabras de enamorada.



                Quise leer tu carta de nuevo.

Junto al ventanal que da a la bahía

jugueteaba con ella

entre las manos.



                Una ráfaga de viento

me la robó

y, cuando alcé la vista,

tan sólo vi una gaviota blanca

que alzaba el vuelo

mientras lanzaba un graznido

que me partió el alma.

jueves, 19 de septiembre de 2019

FÁTIMA








                Destilas tanto amor,

que los pinceles

guiados por tus manos,

siempre ansiosas,

revelan un mundo

bello y claro

habitado por figuras primorosas.



                Si supieras mirarlas

con tus ojos,

si por un momento

de tus ansias reposaras,

esa luz que tus lienzos

ilumina

llenaría de colores

tu mirada.



                El cielo azul,

el verde color

de la montaña

y el río que, a tus pies,

discurre y canta

te hablarían del calor

de esos amores

que, tras la puerta

de tu casa,

siempre aguardan.

lunes, 16 de septiembre de 2019

LA MAR








                Me embrujó la mar

y mi alma se vistió

de la espuma de las olas,

que pronunciaban mi nombre.



                Sentí la arena

resbalando entre mis dedos,

mientras corría el tiempo

y la brisa, juguetona,

removía tu cabello.



                Lejos, un velero

escribía su camino

sobre el horizonte

y las nubes, a retazos,

ocultaban el sol

dando un respiro.



                Una gaviota muerta

-ángel caído- sobre la arena

movía torpemente sus alas

empujadas por el viento

y sentí que me dolía el corazón

porque, no sé qué día,

llegaré a perderte.