La
cordillera se viste
con su aureola de nubes,
sombrero que la engalana
hasta sus más altas cumbres.
Cuando
levanta el sol
y despide a la aurora,
airosa viste la montaña
con la falda que la dora.
En
alba de nubes se viste
la corona de su cima.
En albor de blancas nieves,
cuando el invierno avecina.
Cuando
el verano se acerca,
con la fuerza del deshielo
ríos de agua de plata
jalonan de su falda el suelo.
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