De
rojo carmesí
tus pétalos.
Jardín florido,
sólo por tí, rosa,
es conocido.
Tus
aceradas puas
no te distinguen.
Son tus rojos, tus ocres,
son tus lilas
los que te visten.
Tu
color no engaña.
El que te quiera
ha de querer tus espinas
aunque le hieran.
Y,
aún herido,
no mueres y mutilado
ofreces tus flores
a mis cuidados.
Que
si rojas,
que si lilas.
Variados son tus colores.
Coronados reyes se visten
tus esplendores.
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