Sentado
a la sombra,
con el viejo olmo por sombrilla
sueño, sintiendo correr el agua.
Mientras,
el zumbido del mosquito,
el graznido de patos y cisnes,
es telón de fondo del silencio.
Los
turistas, rubios y rosados
como pelícanos, recorren la penumbra.
Y
yo, sobre el viejo tronco
gastado y podrido,
observo la blanca paloma
y su vuelo alto, grácil,
buscando el sol, el cielo, las estrellas.
(1994)
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