En
las frondas,
antaño de trinos refugio,
el hacha asesina
ha sentado sus reales.
En
aras del progreso
del bosque nada queda;
ni un árbol... ni una hoja
...ni siquiera éso.
Y
el progreso sigue
y el rico se enriquece,
y mi rabia, mi furia,
crece, crece, crece...
Malhaya
el progreso
si el bosque fenece.
Maldito sea el rico,
¡ que el hacha le pese !
Explendido. El bosque tendriamos que considerarlo sagrado. Gracias.
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