Te despedí como ayer;
te vas como viniste
y, en mi soledad me dejas.
Una soledad muy triste.
Muero un poco cuando
partes
y renuevo brotes con tu vuelta
como el viejo roble que resiste
una tras otra las tormentas.
Te dejo ir porque tú
quieres
y espero con ansia que vuelvas,
aunque cada día que partes
en un nudo se me cierra la garganta.
Hay un destino
inexorable
que fuerza a dejar cuanto estimamos.
¿Es el destino culpable?
¿He de renunciar a quien amo?
Guardo en mi corazón el
recuerdo
de cada día vivido.
Sé de tu soledad,
sé de tus ansias y miedos.
Cuando tu vuelta me
anuncias
temo quemar el segundero
alentando al reloj se dé prisa
para tenerte pronto por entero.
Veo tu barba crecida
y recuerdo al niño de antes.
Pasa el tiempo muy deprisa
y muy pronto temo perderte.
Sé que me llamarás un
día
y seré yo quien ha partido.
No quiero que sientas tristeza
ni creas que de tu vida he salido.
Cuando al buscar no me
encuentres
y no conteste a tus gritos,
no pienses que te he dejado.
Yo siempre estaré contigo.
Tienes un interior tan lleno de amor que cuando te leemos entramos en la poesia con la emoción de lo entrañable. Enhorabuena.
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