Caen las uvas, desgranadas.
Una a una, las trago en un suspiro.
Sus semillas, a menudo, se atragantan
como en la zarza enganchan los espinos.
Campanas que hoy
resuenan
agotando lo que queda de este año
y tu voz, hoy, que me recuerda
que contigo vivo, amor, sin desengaños.
Confetis y matasuegras,
guirnaldas y serpentinas.
Campanas que, cuando suenan,
marcan otro año en la vida.
¡Ay, del año que
comienza!
¡Ay, del año que termina!
¡Ay, amor que no te vayas!
¡Ay, si tú te vas, que yo te siga!
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