lunes, 12 de marzo de 2018

LLANTO POR GABRIEL



    Uno siente un terrible dolor,
como si la propia carne o el alma
le hubiera sido segada brutalmente
por la mano infame de ese autor
que, ignorando la inocencia de una vida,
justifica la violencia y la muerte

     Fuera del ciclo natural de la existencia,
en la que todo sucede inevitablemente,
nada acredita entre humanos la presencia
de actos que culminen de tal suerte.

    Decimos, de nuevo, adiós, con amargura,
con tristeza, con dolor y nuestra mente
no concibe esa inútil violencia que procura
arrancar tierna vida inútilmente.

    ¿Por qué tanta violencia sin sentido?
¿Por qué ese odio tan visible y tan latente?
¿Qué ha sido de la convivencia, del amor?
No hallo consuelo y calma entre el dolor;
los he buscado en los recodos de mi mente
y confieso que me encuentro perdido

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