A veces,
la soledad
no es, solo, el silencio.
Son silencio tus palabras;
son silencio tus miradas.
Tus caricias son silencio,
como silencio tus besos.
¿Acaso
sobran las palabras?
Quizá sí, no sé.
Más, no reproches mis silencios,
pues cuando te miro, hablo;
cuando me miras, te escucho,
a tus besos atiendo
y, en tus brazos, me arrullo.
Y en
silencio,
Todo en silencio…
1993
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