A la
orilla del mar,
sobre la dorada arena,
quise grabar tu nombre.
¡qué vano intento!
Una ola, con su blanca espuma
la arrastró, mar adentro
y, de nuevo, quedé solo.
El
graznido de una gaviota
ahogaba mi lamento
Es maravilloso contar con un poeta en la familia. Un abrazo.
ResponderEliminarLo realmente maravilloso, es tener una familia
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