Me
causan horror tus sepulcros
blanqueados por mil huesos descarnados.
Me horrorizan las sombras que adivino
tras los rostros de esos ángeles tarados.
A mi
paso, me aterra la mirada
de miles de cuencas sin sus ojos
y de dientes, sin sus bocas, rechinando.
Y huelo las
flores marchitas
y ese aliento que exhalan, suspirando.
Veo sus huesos,
oigo sus voces.
Muertos, ¿por qué me estáis llamando?
(1993)
Estupendo. Recordando a mi Madre entrar en el cementerio, es hacerlo en un mundo sagrado.
ResponderEliminarEn esto hay distintas sensibilidades
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