Me despido cada día con
el alba
de los sueños, los silencios y las sombras
y, cada día, también, me asombran
las vivencias que la vida me regala.
de los sueños, los silencios y las sombras
y, cada día, también, me asombran
las vivencias que la vida me regala.
Observo la calle,
todavía desierta
desde el privilegiado otero de mi ventana,
aspiro el fresco aire con ganas;
mi mente se despeja y pone alerta.
desde el privilegiado otero de mi ventana,
aspiro el fresco aire con ganas;
mi mente se despeja y pone alerta.
¡Espero tantas cosas de
la vida!
No quisiera que, de pronto, se acabara,
aunque sé que la Muerte, silenciosa,
que nunca, ni de nadie, se olvida
llegará en su momento y a la hora.
¡Es, de mi vida, tan celosa!
No quisiera que, de pronto, se acabara,
aunque sé que la Muerte, silenciosa,
que nunca, ni de nadie, se olvida
llegará en su momento y a la hora.
¡Es, de mi vida, tan celosa!
Muy bien. Una buena enseñanza.
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