sábado, 7 de julio de 2018

EL MUNDO, HOY




            Vivimos en un mundo de tensiones.
Cualquiera, hoy, por nada se acelera,
se deja arrastrar por emociones
o espera, inane, que todo se resuelva.

            Se exigen beneficios por derecho
y de la obligación siempre se escapa;
hay quien obtiene buen provecho
mientras otros, de la vida, nada sacan.

            El trabajo, por el sudor, es un castigo;
mejor tumbarse, no hacer nada,
dejar todo en manos de aquél “primo”
seguros de que, lo que inició, bien lo acaba.

            Al final, igual es el destino;
una tumba o cenizas que, arrojadas
a la mar o al borde del camino,
no merecen, siquiera una mirada.

            O quizá no. Quizá es idea equivocada;
el trabajo merece bien su premio,
la maldad es siempre castigada,
el honor, la bondad, son algo serio
aunque no sirven para nada
a quienes se mueven sólo por dinero
o hacen, de la vida, una jugada.

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