lunes, 16 de julio de 2018

BOMBAS Y BALAS




Me duele en el alma cuando escucho
hablar de las bombas y las balas,
cuando observo los llantos de los niños
testigos de una locura que no acaba.

Hablamos de PAZ con entusiasmo
mientras fabricamos bombas de racimo
que liquidan a bestias y a humanos
que, por desgracia, hay en su camino.

Creo que ya está bien de palabrería;
de esconder la cabeza en agujero
para ignorar qué está pasando.
Sabed que se necesita valentía,
que hace falta un esfuerzo verdadero
y que nada se remedia siempre odiando.

Sabed que no hay que demostrar
quién es más feroz en el combate
ni más poderoso en armamento.
Sabed, que éste es el momento
de acabar con el desastre,
de sumar esfuerzos por la PAZ.

Detrás de cada muerto hay un hermano.
Detrás de cada hermano una familia
Detrás de cada familia una tragedia.
Debemos elegir más tarde o más temprano
el actuar como lobos de jauría
o, como seres que  dicen ser humanos.

Me aterra que eligiéramos a la Muerte
como negra bandera de batalla
que actuáramos de tal suerte
que nadie de los daños se culpara.

Me aterra que la ceguera colectiva
ambiciosa de poder y de venganza
hiciera de la razón una cautiva
y truncara toda suerte de esperanza.

Me aterra que mi futuro no dependa
del natural curso de la Naturaleza;
que esté solo por las  armas amparada
en espera de la lucha y la contienda.


Quiero PAZ ! Maldita la guerra que se gana !
Pues quien gana la guerra ha perdido
la razón,  que siempre ha esgrimido
quien, por la convivencia, bien se afana.



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