Dos copas, un brindis
y nuestros labios se unieron
celebrando en el amor
la Navidad, el invierno,
las duras jornadas pasadas,
los días duros e inciertos.
Aquéllos que ya pasaron
para hundirse en el tiempo,
cuando los días aciagos,
los males y los lamentos
de empeñaban, ocultando
el amor, tan dulce y tierno.
Ya nunca al pasado volvimos.
Nada de dolor y tormento.
Cada día , el sol que nace,
las nubes, la lluvia y el viento
y el resurgir de la vida
tras el invierno, tan cruento.
Como la primavera florida
engalana bancales y huertos.
Como la lluvia temprana
revive los campos yermos,
como el rocío engalana
los campos, antes desiertos.
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