Siento que la vida me redime;
que el amor rompe mis cadenas.
Aspiro la brisa, me siento libre
y al aire arrojo todas mis penas,
pues nunca, ya, he de rendirme
ni nadie imponerme condena.
He de mirar hacia el frente,
volviendo hacia atrás la mirada,
tan solo para tener presente
que todo en la vida se acaba
y solo el amor permanece,
haciendo que sea más grata.
Los silencios he de borrar
expresando mis temores;
en mi corazón he de guardar
el mejor de mis amores,
que un día pude encontrar
y se entregó sin condiciones.
Tan solo dejaré las palabras
como postre de los besos;
después de beber las caricias;
tras esos besos tan densos
que el alma se tiende, rendida,
hasta encontrar dulce sueños.
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