Quiero que seas, alma, refugio
de los amores que tengo.
Ella debe saber
que, cuando a sus brazos llego
solo por su amor estoy.
Que, cuando la puerta cierro,
es mi casa ése guardián
que resiste cualquier cerco.
No me pidas que renuncie
a publicar mis amores;
quiero que sean mis besos,
mis arrullos, esas flores
que hace bello el jardín,
llenándolo de colores.
Quiero ser como la abeja
y llenarme de su polen
cuando sus labios, los míos,
se encuentren en los rincones.
Cuando, paseando del brazo
revivan en mí las pasiones
que el tiempo, los años,
ni han apagado ni pueden.
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