¡Mirad, mirad a mi niño!.
Cuidad que no se despierte.
¡Es tan bello, dormido!
Cuando sus ojos se abren
lucen con tanto brillo
que las estrellas se esconden.
Me mira y me mira. ¡Abuelo!,
suena su voz al instante
y yo, en sus ojos me miro.
¡Con eso tengo bastante!
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