Cuando entré
en aquél aseo
sepa usted
que encontré
retrete y lavabo.
También había bidé,
una ducha
con mampara
y, en la pared,
una lucida percha
donde mi ropa
colgué.
Un espejo
muy regio
cubría otro panel
y en el techo
había luces
que eran ojos de buey
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