Te damos gracias, Señor,
porque atados nos tienes
al arado y a las mieses
al terruño y la labor.
Gracias, Señor, por la lluvia
y porque el pedrisco no llegue
y en unos minutos siegue
meses de trabajo y sudor.
Gracias, Señor, por el vino
que de la viña se saca
y también por ese trigo
que por designio divino
en la misa se consagran.
(1994)
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