miércoles, 11 de abril de 2018

SOLEDAD




         ¡Dios mío,
qué soledad
la del anciano solo!
         En la mesa,
triste y apartada,
el solitario rincón
es su única compañía.
         Y come
y, en cada bocado,
su soledad mastica.
Y piensa...
quizá recuerda su abandono.
         ¡Dios mío,
qué soledad
la del anciano solo!

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