En
Zamora,
por amores,
perdió la cabeza
el moro.
Tras la
mora,
sus rubores,
su belleza
y sus candores,
asedió Zamora
el moro.
El
primer día,
valentía.
Zamora no se gana
en un día.
Más, del
asedio
continuado
salió el moro
malparado.
Al fin,
con la mora
de Zamora
se ha casado.
Me gusta. No podemos olvidar en modo alguno nuestra historia arabe.
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