Quisiera beber de unas fuentes
que nunca, jamás, se secaran.
Que hicieran de mí ese hombre
que no retrocede ante nada.
Presto para ayudar al débil,
que, ante el fuerte, no se allana.
Capaz de mostrarse hábil,
humilde hasta en la mirada
más, para nada servil
sino servidor, si hace falta.
Sé que soy ese hombre por dentro
aunque nada lo declara
y ,tantas veces tiemblo
al pronunciar mis palabras
que un cobarde me siento,
incapaz de hacer ,ya, nada.
Entonces, mis pensamientos
parece que me taladran
exigiéndome, de nuevo,
ser el hombre que reclaman.
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