Me sabe la primavera
a Pascua florida,
a almendros vestidos de blanco.
Siempre me sabe a vida.
Cuando despierta el invierno
y la Naturaleza se anima,
cuando se acaban los fríos
y el tibio Sol ilumina
los campos, antes desiertos,
como nueva promesa
que en otoño se olvida,
entonces…entonces soy hombre nuevo.
Mi alma, mi cuerpo,
como Fénix surgido
de sus propias cenizas,
levanta de nuevo el vuelo,
buscando en el Cielo
renacer a la vida.
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