Sillas, andas, carros
que atienden con premura
viejos miembros , privados
por los años, de soltura.
Soledad y
silencio.
Necesidad de ternura
que se entrega con amor
para ser luz de la noche,
siempre oscura.
Llega un nuevo
amanecer;
parece que las sombras que perduran
tan sólo sombras son
en espera de un nuevo sol
que ceda luz
y las haga más seguras.
Unas voces, que
alivian
del silencio la tortura,
hieren pronto en amenaza
que las torna en siniestra
amenaza de locura.
Nada es nuevo.
Nada alivia el dolor de la soledad,
de la tristeza de las almas
que se escudan
en voces calladas
que, en silencio
mayor silencio y soledad
hoy les procuran
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