El amor que un día
te tuve
en odio se torna y derrama
hacia el hombre, amo tuyo,
que de tal no tiene nada,
pues permite que los frutos
de tus digestiones pasadas
los dejes como un tributo
que nadie quiere y reclama.
Si al Cesar lo que
es del Cesar,
a ése que a ti te manda
¿en qué moneda tasarle?
Sus actos no tienen paga
que sea otra que urgirle
a que limpie las calzadas,
aceras, postes y afines
donde dejaste tus marcas.
Y si marcar
terreno quiere,
que lo haga con estacas
en el campo o en el monte,
allí donde están las vacas
dejando sus plastas, que sirven
mejor que esas pobres cacas
de buen abono y calor
para las flores y plantas.
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