Luce el Sol cada mañana.
Tibio cuando es invierno,
cuando es verano, con ganas.
Ajeno al devenir del hombre,
a sus luchas y patrañas.
Reparte por igual su calor
y su luz a todos alcanza.
Al árbol fuerte y esbelto,
a aquélla diminuta planta,
al pobre que nada tiene,
al rico, que bien engaña…
Es el Sol el justiciero
que, con su vista tapada
se ocupa del orbe entero.
De hombres de todas las razas,
sin que nadie sea el primero,
ni nadie ajeno a su causa.
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