Hoy he llorado por ti, por vosotros;
más, también
he llorado por mí,
por los
amigos perdidos,
por los
momentos de gloria,
por la
soledad, el hastío.
He llorado, llorado como un niño
porque me he
quedado sólo
sin amistad
ni cariño.
Ya no habrá
juegos de mesa;
nada será ya
lo mismo
ni volaremos
cometas
en aquel
cielo tan limpio.
¿Por qué la vida, tan bella,
nos lleva a
un amargo destino?
¿Por qué los
días se tornan
en noches de
oscuros designios?
Nunca sabré la respuesta
ni nadie la
tiene consigo.
Si bella es
la vida, bella,
¡qué amargo
es perder al amigo!
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