Soy como la brisa y el viento.
Soy como el fuego y el agua.
Soy como el oasis y el desierto
y, a veces, ya ni me siento
en esta armadura oxidada.
No soy como soy a veces;
otras, apenas llego a serlo
y, aunque lo rebaso con creces,
cuando contemplo mi ego
sé que no se merece
el premio que llega luego.
Por eso no quiero ser
algo que nunca he sido,
ni quiero volver a ver
eso que ya he parecido.
Tan solo quiero merecer
el amor para el que vivo.
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