Cuando sepas que ya he muerto
no quiero que pases mal rato.
Olvida si, en algún momento,
pasaste algún trago amargo,
porque te quise y te quiero
y son mis recuerdos tan gratos
que otra muerte pediría
antes que querer olvidarlos.
Por eso, no guardes luto
ni te cubras con velos largos.
Si en tu corazón estuvo
ese amor que es un milagro,
no nos diremos adiós.
Volveremos a encontrarnos.
Quiero ser, en tu recuerdo,
ese dulce sueño dorado
que se cumplió justo a tiempo,
cuando ambos nos amamos
y nada importaba el mundo
pues estaba, ya, en nuestras manos.
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