Mi
alma es como el mar
y la azotan tempestades.
Escudos de espuma blanca
se rompen con mis pesares.
Las olas, embates que da la vida,
en mil pedazos se quiebran
al arribar a su orilla.
Mi
alma es como la mar,
a veces serena y tranquila,
surcada de suaves olas
que besan la playa dormida.
Mi alma es siempre un torrente
de pasiones reprimidas
que, a veces, despierta y arrasa
mostrando su furia temida.
Mi
alma es como un lago
de suaves riberas y orillas,
donde me dirijo a los cielos
para contarle mis cuitas.
Mi alma no sé como es.
Me desconcierta, es esquiva.
Tan pronto se muestra en duelo
como se torna aviesa y altiva.
Mi
alma es una pradera
de bellas flores poblada.
A veces, agudas zarzas
arañan con sus espinas
a aquéllos a quien más ama.
Mi
alma estaba dormida.
Despertó, cuando tu alma
susurró quedo a la mía
todo el amor que sentía.
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