miércoles, 25 de septiembre de 2019

EL ESPLENDOR DE LA VIDA


                Gozamos del esplendor de la vida

mientras pudimos.

Nuestros cuerpos se engarzaban

como joyas tan valiosas

que el amor fue perfecto,

porque fue por el amor

que reímos y gozamos.



                Nunca mermó el amor,

porque atizamos su fuego

con  besos y caricias

que nos hicieron desearnos

como adolescentes

y respetarnos

como sólo los sabios y ancianos

saben hacerlo.



                Así, cuando llegaron los días oscuros

brilló siempre la ternura,

la compasión que del amor brota.

El dolor no pudo empañar

la felicidad alcanzada

porque el amor es el bálsamo

capaz de sanar las heridas

-aún las más profundas-

y llegar más allá de la muerte.

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