Aquellos días de junio
con las
hogueras y las tracas,
noches
de claro insomnio
y
música en las barracas.
Así son estas fiestas
para
vivir en la calle,
con
la música y las bandas
siempre
con todos y nadie.
Ritmos de pasacalles,
fragor
de tracas que anuncia
que,
próxima, está la belleza
reclamando
tu presencia.
¿ No oyes esos cohetes ?
La
dulzaina ya suena
y
el ritmo del tamboril
hasta
la calle nos lleva.
Bellas mujeres ataviadas
con
encaje, sedas, puntilla,
una
peineta dorada
y,
en los hombros, la mantilla.
Abanico en su mano,
airean
a cuatro vientos
que
son las Fiestas de Junio
fiestas
que son algo nuestro.
Allá se preparan carrozas
orladas
de guirnaldas y flores.
En
su trono las Bellezas,
desfilando,
oyen los vítores.
Es su sonrisa en la noche,
enmarcada
en su belleza,
pregón
de alegría y bullicio;
es
la fiesta que comienza.
Hay pasacalles diarios,
no
se duerme ( ni se intenta )
hay
que recorrer los barrios,
ver
esta fiesta tan nuestra
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