Te
amo con toda la fuerza
de mi corazón roto,
en cuyas esquinas,
a veces, descubro telarañas.
Te
amo porque soy la hiedra
y tú el muro que la sostiene.
Te
amo, aunque el tiempo
haya borrado nuestros nombres
de aquél viejo tronco,
junto a la ribera del río.
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