¿Dónde estás? Te busco hasta en los rincones
para darte esos abrazos que te debo
y corren el riesgo de oxidarse.
Recorro la casa. Su largo pasillo…
sus habitaciones vacías…
pero, aún, impregnadas de tu aroma.
Me encuentro solo si no siento tu presencia;
el aire se vicia de soledad y me ahogo.
¿Dónde estás?
No sé puede vivir sin aire y tú eres el mío.
Por eso necesito saber dónde estás,
porque no quiero aprender a vivir sin aire.