jueves, 18 de abril de 2019

JUEVES SANTO






Damas de velo negro

y nazarenos de guante blanco

en sus manos lucen velas

con luces que van temblando.



                Suenan dos golpes; ¡arriba!

y los costaleros, al paso,

llevan al Cristo que sufre,

clavado en siniestros palos.



                Cerca, unas manos desgranan,

entre sus dedos, rosarios.

Sus labios musitan plegarias

por los que vivimos pecando.



                Se hace la noche oscura;

las velas, de cuando en cuando,

sueltan sus gotas de cera

que van el asfalto regando.



                Miro un instante la Cruz;

el Cristo me está mirando.

Nuestras miradas se cruzan

y, ya, me siento aliviado.



                Cuando aquél Cristo se aleja

vuelvo atrás sobre mis pasos

y entro en la vieja iglesia

que tanto ha he olvidado.

Al fondo, brilla una luz
que va mis pasos guiando.

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