Eres tú la poesía.
Eres la mar, eres viento.
Eres la sal de la vida
y te llevo tan adentro
que, aún morir, no podría
sin expresar cuanto siento.
Formas
parte de mi cuerpo.
Bombeas la vida a raudales.
Llevas la savia, el sustento
hasta el rincón más secreto
a través de tus canales.
y remedias, con acierto,
no pocos dolores y males.
¡Ay,
corazón! Si me fallas
me quedaría desierto,
pues al negarme tu savia
quedaría mi cuerpo tan yermo
que mi alma huiría
buscando lugar de aposento
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