Me siento hundido
en la nostalgia.
Añoro el sol,
su tibio calor,
su luz de mayo.
Añoro la inocencia
de la niñez, perdida
como mis alas de ángel.
Añoro ser de roca
y no de barro,
siempre temeroso de la lluvia.
Añoro mi fortaleza
que me hace sentir
débil y egoísta.
Quisiera volar al
cielo
y, desde el firmamento,
poder dar calor y luz
como hacen las estrellas.
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